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lunes, 6 de junio de 2011

D. Alberto Escámez López

 D. ALBERTO ESCÁMEZ LÓPEZ
(Linares, 4 de febrero 1896-Torrevieja, 8 de julio de 1970).

Podemos calificar a Alberto Escámez López como el padre del estilo polifónico de bandas de cornetas. Se trata, por tanto, del primer compositor en la historia de las bandas de cornetas y tambores en crear marchas a cuatro voces de corneta. Es una época ajena a nuestros días en la que lo normal eran las sencillas composiciones de corte militar y la recreación de pequeños fragmentos de ópera –como “Aída”, por ejemplo.

Las marchas de cornetas antes de la llegada de Escámez eran extremadamente simples y se interpretaban a dos voces: una voz de corneta que realizaba la parte melódica y otra que aportaba un simple acompañamiento –normalmente en do o en sol. Este era el panorama predominante en las escasísimas bandas que existían en la España de finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX.

Habría que cambiar este modo de interpretar las marchas –pensaría Escámez en su día-, de ahí que iniciase una gran revolución –y evolución- a partir de sus composiciones para el estilo de cornetas. Pensemos en la enorme complejidad que esto conlleva: ser el primer compositor en el estilo actual no es nada fácil pues a él se le debe el noble honor de crear a partir de la nada, puesto que todos los compositores siguientes tendrían como punto de arranque la obra que Escámez nos ha dejado.

También se le debe el honor de ser el primero en crear marchas de corte religioso, es decir, marchas que suenan a Semana Santa, desligándose de las marchas típicas militares.

Del archivo de los bomberos de Málaga, ciudad a la que estuvo muy unido, se pueden extraer algunos datos biográficos. Se sabe que nació en Linares -provincia de Jaén- el día 4 de febrero de 1896; en una España decimonónica que atravesaba enormes problemas socio-políticos: pensemos en el desastre de Cuba (1898). En el año 1910, en la misma localidad de Linares, inicia sus estudios de música en el conservatorio cuando contaba con 14 años de edad. Por motivos familiares su familia parte para Málaga. En el año 1915 aprueba unas oposiciones para músico militar y entra como funcionario en el regimiento de Artillería.  Allí en Málaga, en 1920, cuando contaba con 24 años de edad entabla amistad con el comandante Joaquín Ramírez, director de la recién banda de los bomberos de Málaga, que se había fundado en 1918. Es de suponer que el estilo interpretativo de esta banda en sus inicios musicales era similar al de otras bandas peninsulares. Escámez da un giro al mundo de la corneta al introducir las marchas a cuatro voces. Con él nacen los primeros acordes musicales para un estilo hasta ahora desconocido para el mundo cofrade.

Sus composiciones pueden parecernos sencillas a día de hoy, en las que recurría frecuentemente a la técnica del "ritornello", es decir, la repetición de una misma parte (una vez en fuerte y otra en piano). Sin embargo crea una ruptura con todo lo anterior y tuvieron que ser marchas complejas si las comparamos con las todavía más simples marchas militares o fragmentos de óperas.

Qué poco imaginaría Escámez que alcanzaría la inmortalidad precisamente por componer marchas de cornetas y tambores. Lo más simple es lo que le ha convertido en el más grande: él, músico profesional, compositor de marchas para bandas de música, de marchas de agrupaciones musicales, pasodobles, zarzuelas, cuplés y un largo etcétera, será eternamente recordado precisamente por sus marchas de cornetas y tambores. Es el responsable de poner los cimientos a todo el estilo musical que vendría después y que parte del año 1923 (cuando contaba con 27 años de edad) con la marcha que le dedica a la patrona de los bomberos: “La Virgen de la Paloma”. Poco sospecharía nuestro compositor jienense que sus marchas serían interpretadas no solamente en Andalucía sino en cualquier rincón de España, pues es rarísimo encontrar una banda que no lleve en su repertorio alguno de sus temas. 

Durante la década de los felices años 20 del pasado siglo, Alberto Escámez continuaría con la creación de nuevas marchas como “La Soledad” (1924), “La Virgen del Mayor Dolor” (1924), “La Evocación” (1925), “La Dolorosa” (1926), “El Cristo de la Buena Muerte” (1926), “La Expiración” (1926), “La Virgen de los Dolores” (1926), “El Santísimo Cristo de la Sangre” (1928) y “Nuestra Señora de la Consolación y Lágrimas” (1929). Como podemos apreciar, su única fuente de inspiración no fueron los compositores precedentes sino las propias imágenes de las hermandades de la ciudad de Málaga.

Los años 30 se inician con magníficas composiciones. Cabe citar “La Virgen Llora” (1930) –partitura extraviada, según José Antonio Álvarez Salamanca –director de la banda de los bomberos; “La Milagrosa” (1930) y “Al Pobre Zaragoza” (1930). Esta última se trata de una elegía musical que nuestro autor le brinda a José Gómez Zaragoza, bombero que falleció en acto de servicio. Otras composiciones suyas son “El amanecer” (1931) –cuya partitura está en los archivos de los bomberos. Otros temas son “Jesús el Rico” (1931) y “La Pilarica”.

Desde 1931 hasta 1935 se verá interrumpida las actuaciones de la banda de los Bomberos, a lo que habría que añadir el estallido de la Guerra Civil española de 1936 a 1939. Corren tiempos difíciles y extremadamente duros para los malagueños pues muchas de sus imágenes fueron expoliadas. También se interrumpen las composiciones de Escámez al menos en lo tocante a cornetas.

Llegamos así a los años 40, que se reanuda con alguna de sus mejores marchas. En 1940 escribe “La Virgen de la Paz”. En 1944 compone “El Santísimo Cristo del Amor” (1944), –considerada por los críticos como su mejor obra y la más representativa de la Semana Santa. Marcha solemne en la que crea una novedad: es su única marcha que comienza en piano de forma fúnebre y no lleva solo de corneta. Le siguen en esa década “Nuestra Señora de la Caridad” (1944), “Nuestro Padre Jesús El Cautivo” (1944).  

En 1950, y como es habitual entre los funcionarios, Escámez sufre un cambio de destino. Se instala en la localidad de Adra, Almería; dato que podemos comprobar en su marcha “El Cristo del Rescate”, dedicada también a la cofradía del Rescate de Málaga. La partitura la firma en Adra en el año 1951 cuando contaba 55 años de edad. En ese mismo año compone “La Virgen de las Penas” (1951). En Adra es, además de compositor, director de la Banda Municipal. Al año siguiente compone “La Virgen del Rocío”, “La Virgen de la Esperanza” y “La Virgen de la Amargura” todas de 1952. La segunda de ellas está dedicada a la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza; hermandad muy querida entre los malagueños y cuyos sones fueron acompañados en “la madrugá” malagueña de 1995 por la banda del Santísimo Cristo de la Victoria de León.

También llevaba la dirección de la banda de música “Unión Musical Torrevejense” en la localidad de Torrevieja, Alicante. Ejerció de director de la misma desde 1952 hasta 1963. Es en el año 1956 cuando compone la que se cree que es su última composición en el estilo de cornetas y tambores para la banda de los bomberos de Málaga: “La Virgen de Linarejos”. En el año 1959 compuso alguna marcha para la agrupación musical de San Pedro Apostol, de la cofradía California de Cartagena, Murcia.

Es en la ciudad de Torrevieja donde pasa sus últimos años y fallece el 8 de julio de 1970 a la edad de 74 años.

Continuará...
¡¡Ahí Queó!!