Bienvenido al blog de la Venerable Hermandad y Cofradía Penitencial del Stmo. Cristo del Amor y María Stma De La Paz. Esperamos que sea de vuestro agrado... LARGA VIDA AL STMO. CRISTO DEL AMOR Y MARÍA DE LA PAZ.

miércoles, 15 de junio de 2011

...Madrugá año 2000...

Bueno hoy podemos contemplar dos videos de lo que ocurrió aquella fatídica noche de Madrugá en Sevilla por el año 2000.

Nadie sabe en realidad lo que pasó pero es un acontecimiento que marcó para toda la vida la Semana Santa Sevillana.



¡¡Ahí Queó!!

lunes, 13 de junio de 2011

Momento Mágico


Bueno hoy les ofrezco un momento verdaderamente bonito cuando la Esperanza de Triana se dispone a entrar en la S.I.C de Sevilla se ve al fondo como su Hijo el Stmo. Cristo de las Tres Caidas aparece.

Verdaderamente una escena bonita en la Semana Santa Sevilla donde el Hijo, Tres veces caído se encuentra con su Madre.

Yo no descarto un encuentro entre el Stmo. Cristo del Amor y María Stma. De La Paz...

Espero que les guste.

¡¡Ahí Queó!!

viernes, 10 de junio de 2011

...6 años sin Cofradías...


Hoy les traigo una historia de la Semana Santa Sevillana, en el siguiente video podremos observar detalles de esta maravillosa Ciudad y su Semana Santa.

Entre 1933 y 1935 no hubo Cofradías en las calles por la difícil situación de España afrontando su 2ª Republica de ahí reconocemos a una Virgen Sevillana, la Virgen de la Estrella como “La Valiente” por ser la única que procesionó en 1932. A principios del siglo XIX y como rey de España a Fernando VII, se produjo el pronunciamiento de Rafael De Riego en la localidad vecina de las Cabezas de San Juan. Por fin llegó aquel día esperado el 26 de Marzo, ¡¡COMIENZA LA SEMANA SANTA!! La Cofradía del Amor se dispone lista para procesionar, reciben del Jefe Superior Político una orden verbal que prohíbe a los nazarenos ir tapados con antifaces y advierte a la Cofradía que debe recogerse antes de la noche, por lo que la Cofradía decide no salir. El Lunes Santo, el Gobernador Militar de Sevilla cuelga un escrito en las Iglesias de Sevilla diciendo que las Cofradías de Madrugada saldrán cuando rompa el día y las demás se recogerán antes de las Oraciones y que los nazarenos deberán de ir descubiertos de cara, por lo que los nazarenos se van negando a salir en señal de protesta llegando a que en el Cabildo de Toma de Horas no se presentó ninguna de las 33 Cofradías que fueron llamadas. Esta situación se volvió a dar en 1821 por lo que en 1822 el Alcalde de Sevilla intentó llegar a un acuerdo con las Autoridades Militares, y al negarse frente al acuerdo de ablandar tal tema las Cofradías siguieron decidiendo no salir. Con esta postura se mantuvieron hasta 1826 que se redujeron las imposiciones habiendo un total de 7 procesiones en ese año.  Y así es como las Cofradías de Sevilla  son un poder dentro de la Ciudad y aquí tenemos un gran ejemplo de ello.
…Ni fías ni porfías, ni cuestión con Cofradías…

Espero que les guste esta Historia de cómo la Ciudad de Sevilla se quedó durante 7 años sin sus ansiadas procesiones…

¡¡Ahí Queó!!

miércoles, 8 de junio de 2011

D. Alberto Escámez López II


Continuamos...

Estamos hablando de un compositor con una labor ingente, pues sólo en el estilo de cornetas y tambores creó un corpus total de unas 25 marchas a paso lento para los bomberos de Málaga más otro tanto en paso ordinario, entre las que cabe mencionar “Teniente Coronel Hita” y “El desfile de la Victoria”. Estamos ante los mismísimos cimientos de las marchas que, a día de hoy, denominamos clásicas. Forman un inventario cerrado al que habría que añadirle unas pocas marchas del malagueño Pascual Zueco Ramos, del granadino Bernardo Puyuelo Domenet y de los sevillanos Ramón Montoya Alegre y Manuel Pérez Tejera –el maestro Tejera- por su marcha “La Sentencia de Cristo”, dedicada al titular de la hermandad de su barrio de la Macarena.

Con todo lo visto hasta aquí, podemos apreciar que hablar de Escámez significa hablar de la Real banda de cornetas y tambores de los bomberos de Málaga, considerada como la “Madre y Maestra” de todas las bandas en este estilo y cuyas marchas partirían en la década de los 40 y 50 a la banda sevillana de la Policía Armada.

Sin embargo, los tiempos han cambiado sustancialmente… Son muchas las críticas que han llovido sobre el panorama musical actual al introducir paulatinamente nuevos instrumentos musicales. Junto a cornetas y tambores se han introducido una gran variedad de instrumentos de viento-metal como trompetas, trombones, fiscornos, cornetines, bombardinos, tubas, trompas… hasta el punto de discernir con dificultad entre una banda de cornetas y tambores y una agrupación musical. A tal respecto es difícil contentar a los más puristas –que añoran los tiempos gloriosos de la Policía Armada- y los modernos –que no paran de innovar con extrañas composiciones. Personalmente creo que este patrimonio musical, la obra que nos ha dejado Alberto Escámez, tiene un valor impresionante. Son marchas que las bandas no deben dejar de llevar en su repertorio pues sus composiciones nos retrotraen a épocas pasadas. Sin embargo, hay que tener clara una cosa: son marchas que pertenecieron a una época ya pasada pero merecen su perpetuidad en el tiempo… “La Virgen de la Paloma” (1923) y por extensión el resto de su producción se están acercando a su primer siglo de vida y continúan interpretándose y grabándose en nuestros días como si de marchas nuevas se trataran. Son marchas atemporales pues por ellas no pasa el tiempo: pertenecen a la vez a un pasado, un presente y un futuro.

Si Escámez viviera se sorprendería de lo eternamente jóvenes que son sus marchas y, como director y músico excepcional que era, comprendería toda esta evolución que están teniendo las marchas desde los tiempos de la “Virgen de la Salud” (1984), de Bienvenido Puelles. Los compositores actuales componen en virtud de las circunstancias de la época en que les ha tocado vivir. Las marchas actuales no son ni mejores ni peores en comparación con las clásicas, simplemente son diferentes, como serán diferentes las marchas que disfruten nuestros descendientes. La vida es así y nos tocará sentir nostalgia por las marchas contemporáneas de autores actuales como Puelles, Vera, M. Cebrero, Pérez Soto, Pacheco, Francis, Quini o Larry por mencionar unos pocos.

Puestos a imaginar, si viviera Escámez ¿compondría como en los años 20 del pasado siglo? Evidentemente no. Sus marchas estaban compuestas para una banda formada por entre 9 y 14 músicos de la época (unos 130 menos que algunas formaciones actuales). Con tan pocos músicos nos podemos imaginar lo complejo que tuvo que resultarles a los músicos de los bomberos interpretar marchas como “Consolación y Lágrimas” cuando sonaba por vez primera por las calles malagueñas en aquella lejana Semana Santa de 1929; o incluso “Soleá”, que vio la luz en 1924. El esquema musical entonces se reducía a 8 ó 9 cornetas distribuidos en cuatro cornetas, que interpretaban la primera voz, dos cornetas para la segunda voz, otros dos para la tercera y otro más para una cuarta voz. La batería estaba formada por 4 ó 5 tambores, seguramente sin timbales. Era el modo de concebir una banda de cornetas de la época. Hoy nadie, ni siquiera la banda de la Centuria Romana de la Macarena, sale con tan pocos músicos en su formación.
Formación musical de una banda de cornetas y tambores en los años 1920:

  
Por eso, hablamos de un nuevo estilo cuando llega la Policía Armada de Sevilla. Son estos los primeros en interpretar las marchas a cuatro voces, siguiendo el modelo creado por Escámez y duplicando también el número de componentes. De apenas una docena de músicos se pasa a una treintena. Además aportan una valiosa novedad para los tambores: el paso lento que introducen es diferente al de los bomberos de Málaga. ¿Hablamos de ruptura con una tradición cuyo punto de origen se sitúa en Málaga? Evidentemente no. Simplemente los músicos de la Policía Armada (en especial Manolo Pardo) dieron un paso más, evolucionando con respecto a sus predecesores. Fueron mucho más exigentes con la medida de los tempos, la perfección de las marchas, la afinación de la instrumentación, la interpretación de los solistas… Forma parte del arte, pues este nunca se estanca, siempre avanza hacia adelante o se reinventa. Y la música forma parte de las artes. Sería absurdo, por ejemplo, si en todas las épocas todos los pintores dibujasen como Velázquez. De hecho, Van Gogh, Picasso o Dalí se hubiesen aburrido muchísimo y sentido estancados. También sería absurdo si en 2011 se filmasen películas en blanco y negro y mudas solo porque los hermanos Lumière inventasen el cine un año después del nacimiento de Escámez.  La sociedad, y con ella el arte, son entidades sometidas a constantes cambios. Es digno de admirar a la banda de la Centuria –como modelo representativo de una época- pero también es digno de admirar a Cigarreras o Triana (por poner un ejemplo) porque han optado por los caminos de la continua experimentación. Que cada cual elija el destino que mejor satisfaga sus necesidades…

El Quijote de Cervantes, el teatro de Lope de Vega o la poesía de Góngora surgieron en un momento preciso de la historia y sirvieron para enriquecer e influir en toda la literatura tradicional posterior. De vivir hoy estos autores evidentemente no escribirían comedias de capa y espada ni escribirían libros de caballerías.

Por eso estoy convencido de que si Escámez tuviera que componer en nuestros días se ajustaría a las circunstancias de la época: no me lo imagino componiendo para una banda de 14 músicos, ni escribiendo a pluma sus partituras en hojas gruesas y de tamaño superior al actual Din A-4. Seguro que el director de los bomberos le llamaría a su teléfono móvil para encargarle una nueva marcha; y él, muy gustosamente, desde la mesa de su ordenador, abriría el “Encore” para componerles otra de sus magníficas marchas que les enviaría vía e-mail desde Torrevieja hasta Málaga. Sus marchas ya no serían las mismas aunque él, evidentemente, seguiría estando entre los más grandes.


Durante mi breve estancia en el archivo de los bomberos de Málaga, figuran los siguientes datos acerca de nuestro compositor:
  • Nombre: Alberto Escámez López.
  • Fecha de nacimiento: 4 de febrero de 1896 en Linares, Jaén.
  • Hijo de Juan y de Juana.
Rasgos físicos:
  • Estatura: 1,70.
  • Ojos: Marrones.
  • Pelo: Negro, sin barba, color saludable.
  • Estado civil: soltero (estamos refiriéndonos al momento en el que ingresa en el ejército. Gracias a la labor de Enrique León Serrano, director de la banda sevillana “Esencia”, sabemos que tiene una nieta).
  • Fue militar del cuerpo de Artillería con la graduación de brigada.
  • Aprobó la oposición a músico del ejército en 1915 (tenía entonces 19 años).
  • En 1931 se le pide que componga para el Real Cuerpo de Bomberos de Málaga (con anterioridad ya había creado varias marchas para esta banda). Ese mismo año compone “Amanecer” (según José Antonio Álvarez Salamanca, el título está relacionado con los acontecimientos políticos de la España del momento: comienzo de la II República española).
  • Durante la Guerra Civil española (1936-1939) combatió en el ejército republicano. En esos años se vio interrumpida la actividad de la banda de los bomberos de Málaga.
  • Fue destinado a Adra, provincia de Almería, donde allí compuso algunas de las que se cree fueron las últimas marchas para los bomberos de Málaga. (Sin embargo, su última composición en este género es probable que fuese “La Virgen de Linarejos”, escrita en Torrevieja en 1956. Quizá fuese su último destino).
  • Muchas de sus partituras se hallan en una carpeta en el interior de un pequeño cuarto en el acuartelamiento de los bomberos de Málaga. Alguno de los títulos que aparecían eran: Virgen de la Paloma, La Soledad, La Dolorosa, La Expiración, Virgen de los Dolores, La Virgen del Rocío.
La letra autógrafa en la que firmaba sus partituras puede dar problemas a la hora de interpretarla. Aún así esto es lo que a mí, particularmente, me pareció que figuraba:
  • Pobre Zaragoza: febrero de 1920 (en foros de Internet figura escrita en 1930, la letra da problemas puesto que la grafía, hace ya casi un siglo, ha variado. Efectivamente viene dedicada al bombero José Gómez Zaragoza).
  • Cristo de la Sangre: Málaga, 5 de febrero de 1928.
  • La Consolación y Lágrimas: 18 de enero de 1922 (sin embargo, coincido plenamente con algún foro de Internet en que lo que aparentemente es un 2, en realidad es un 9; siendo la marcha de 1929. Además fue el año en el que salía por vez primera la imagen Nuestra Señora de la Consolación y Lágrimas, a la que Escámez le dedica esta marcha).
  • Amanecer: Málaga, 27 de enero de 1931.
  • Nuestra Señora de la Caridad: 1944.
  • Virgen de la Paz: 5 de enero de 1945.
  • Cristo del Rescate: Adra, 1951.
  • Virgen de las Penas: Adra, 28 de enero de 1951.
  • Virgen de la Esperanza: Adra, febrero de 1952.
  • La Virgen de la Amargura: Adra, marzo de 1952.
  • La Virgen del Pilar: Torrevieja, febrero de 1956.
  • Virgen de Linarejos: Torrevieja, febrero de 1956.
Con todo lo visto hasta aquí y siguiendo un orden geográfico, se podrían establecer, por tanto, tres etapas en la vida de Escámez:
  1. PRIMERA ETAPA: Málaga (1920-1950). Es su etapa más prolífica y de mejores composiciones. Forman el repertorio básico de los bomberos. Además son las que pasaron a Sevilla y de ahí, las que más se interpretarían en el resto de España.
  2. SEGUNDA ETAPA: Adra, Almería (1951-1952). Su número de marchas desciende y apenas son conocidas. Es dudoso incluso que fuesen montadas por los bomberos en aquella época o la Policía Armada en su día.
  3. TERCERA ETAPA: Torrevieja, Alicante (1956). Es su última etapa en este estilo. Como en la anterior, estas marchas apenas se conocen.
La marcha "Retreta Floreada" no aparece firmada por Pascual Zueco Ramos sino por Juan Amador Jiménez.
Sí aparece firmada por Pascual Zueco Ramos la marcha Penitencia, firmada en Málaga, 2 de marzo de 1949. Es muy probable que su marcha “La Soledad de San Pablo” la escribiera en 1951, año en que el escultor malagueño Pedro Moreira esculpiese la imagen de la Virgen de la Soledad, que sale de la iglesia de San Pablo, Málaga.
Existen títulos de marchas que están emparejados, tal es el caso de Santísimo Cristo del Amor (1944) y la marcha Nuestra Señora de la Caridad (1944). Ambas imágenes pertenecen a la misma cofradía malagueña. Es probable que fuesen marchas de encargo para la misma cofradía y fueron escritas el mismo año. Son sus dos únicas marchas que no llevan solo.
Las marchas La Soledad (1924) y El Cristo de la Buena Muerte (1926) presentan ambas un estilo muy sencillo, solo las separan dos años de antigüedad. También son las imágenes titulares de la cofradía de La Buena Muerte.
Por último, La Expiración y La Virgen de los Dolores, son ambas de 1926. También son las imágenes titulares de la cofradía malagueña de la Expiración.

Relación cronológica de las marchas de Alberto Escámez:

TÍTULO ORIGINAL
AÑO DE COMPOSICIÓN
NÚMERO DE COMPASES
OBSERVACIONES DESTACABLES
“La Virgen de la Paloma”
(1923)
50
Es su primera marcha de cornetas y tambores. Novedades: solo de corneta y redobles de tambor.
“La Virgen del Mayor Dolor”
(1924)
43
Primera marcha con solo a dúo.
“La Soledad”
(1924)
30
Es su composición más corta.
“La Evocación”
(1925)
61
Empleo de tresillo de negras.
“La Dolorosa”
(1926)
32
Dedicada a la Virgen de los Dolores.
El Cristo de la Buena Muerte”
(1926)
32
Solo a dúo.
“La Expiración”
(1926)
52
Empleo de la técnica del ritornello.
“La Virgen de los Dolores”
(1926)
52
Empleo de la técnica del ritornello.
“Santísimo Cristo de la Sangre”
(1928)
54
Dedicada a la cofradía malagueña de La Sangre.
“Nuestra Señora de Consolación y Lágrimas”
(1929)
58
Dedicada a la Virgen de la Consolación que se bendecía ese año.
“La Virgen Llora”
(1930)
56
Comienza con un largo redoble. Introduce dos solos en una misma marcha.
“La Milagrosa”
(1930)
49
Primera marcha en comenzar con un sexto punto de corneta tras el solo.
“Al Pobre Zaragoza”
(1930)
54
Dedicada al bombero José Gómez Zaragoza.
Jesús el Rico”
(1931)
50
Dedicada a la imagen titular.
“La Virgen de la Paz”
(1940)
56
Su primera composición tras la contienda bélica.
“Santísimo Cristo del Amor”
(1944)
50
Es su única marcha que comienza en piano. No lleva solo.
“Nuestra Señora de la Caridad”
(1944)
46
Junto con Cristo del Amor son sus dos únicas marchas que no llevan solo.
“Cautivo”
(1944)
52
Final abrupto similar a muchas marchas actuales.
“El Cristo del Rescate”
(1951)
67
Dedicada a Juan Ayala Arias, entusiasta de la Semana Santa malagueña.
“La Virgen de las Penas”
(1951)
74
Ruptura del ritmo por los tambores.
“La virgen del Rocío”
(1952)
66
Dedicada a la Virgen malagueña del mismo nombre.
“La Virgen de la Esperanza”
(1952)
80
Dedicada a la cofradía de Jesús Nazareno del Paso.
“La Virgen de la Amargura”
(1952)
89
Es su composición más extensa.
“La Virgen de la Piedad”
(1956)
46
Ruptura del ritmo por los tambores.
“La Virgen de Linarejos”
(1956)
64
Posiblemente sea su última composición para cornetas.

 ¡¡Ahí Queó!!

lunes, 6 de junio de 2011

D. Alberto Escámez López

 D. ALBERTO ESCÁMEZ LÓPEZ
(Linares, 4 de febrero 1896-Torrevieja, 8 de julio de 1970).

Podemos calificar a Alberto Escámez López como el padre del estilo polifónico de bandas de cornetas. Se trata, por tanto, del primer compositor en la historia de las bandas de cornetas y tambores en crear marchas a cuatro voces de corneta. Es una época ajena a nuestros días en la que lo normal eran las sencillas composiciones de corte militar y la recreación de pequeños fragmentos de ópera –como “Aída”, por ejemplo.

Las marchas de cornetas antes de la llegada de Escámez eran extremadamente simples y se interpretaban a dos voces: una voz de corneta que realizaba la parte melódica y otra que aportaba un simple acompañamiento –normalmente en do o en sol. Este era el panorama predominante en las escasísimas bandas que existían en la España de finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX.

Habría que cambiar este modo de interpretar las marchas –pensaría Escámez en su día-, de ahí que iniciase una gran revolución –y evolución- a partir de sus composiciones para el estilo de cornetas. Pensemos en la enorme complejidad que esto conlleva: ser el primer compositor en el estilo actual no es nada fácil pues a él se le debe el noble honor de crear a partir de la nada, puesto que todos los compositores siguientes tendrían como punto de arranque la obra que Escámez nos ha dejado.

También se le debe el honor de ser el primero en crear marchas de corte religioso, es decir, marchas que suenan a Semana Santa, desligándose de las marchas típicas militares.

Del archivo de los bomberos de Málaga, ciudad a la que estuvo muy unido, se pueden extraer algunos datos biográficos. Se sabe que nació en Linares -provincia de Jaén- el día 4 de febrero de 1896; en una España decimonónica que atravesaba enormes problemas socio-políticos: pensemos en el desastre de Cuba (1898). En el año 1910, en la misma localidad de Linares, inicia sus estudios de música en el conservatorio cuando contaba con 14 años de edad. Por motivos familiares su familia parte para Málaga. En el año 1915 aprueba unas oposiciones para músico militar y entra como funcionario en el regimiento de Artillería.  Allí en Málaga, en 1920, cuando contaba con 24 años de edad entabla amistad con el comandante Joaquín Ramírez, director de la recién banda de los bomberos de Málaga, que se había fundado en 1918. Es de suponer que el estilo interpretativo de esta banda en sus inicios musicales era similar al de otras bandas peninsulares. Escámez da un giro al mundo de la corneta al introducir las marchas a cuatro voces. Con él nacen los primeros acordes musicales para un estilo hasta ahora desconocido para el mundo cofrade.

Sus composiciones pueden parecernos sencillas a día de hoy, en las que recurría frecuentemente a la técnica del "ritornello", es decir, la repetición de una misma parte (una vez en fuerte y otra en piano). Sin embargo crea una ruptura con todo lo anterior y tuvieron que ser marchas complejas si las comparamos con las todavía más simples marchas militares o fragmentos de óperas.

Qué poco imaginaría Escámez que alcanzaría la inmortalidad precisamente por componer marchas de cornetas y tambores. Lo más simple es lo que le ha convertido en el más grande: él, músico profesional, compositor de marchas para bandas de música, de marchas de agrupaciones musicales, pasodobles, zarzuelas, cuplés y un largo etcétera, será eternamente recordado precisamente por sus marchas de cornetas y tambores. Es el responsable de poner los cimientos a todo el estilo musical que vendría después y que parte del año 1923 (cuando contaba con 27 años de edad) con la marcha que le dedica a la patrona de los bomberos: “La Virgen de la Paloma”. Poco sospecharía nuestro compositor jienense que sus marchas serían interpretadas no solamente en Andalucía sino en cualquier rincón de España, pues es rarísimo encontrar una banda que no lleve en su repertorio alguno de sus temas. 

Durante la década de los felices años 20 del pasado siglo, Alberto Escámez continuaría con la creación de nuevas marchas como “La Soledad” (1924), “La Virgen del Mayor Dolor” (1924), “La Evocación” (1925), “La Dolorosa” (1926), “El Cristo de la Buena Muerte” (1926), “La Expiración” (1926), “La Virgen de los Dolores” (1926), “El Santísimo Cristo de la Sangre” (1928) y “Nuestra Señora de la Consolación y Lágrimas” (1929). Como podemos apreciar, su única fuente de inspiración no fueron los compositores precedentes sino las propias imágenes de las hermandades de la ciudad de Málaga.

Los años 30 se inician con magníficas composiciones. Cabe citar “La Virgen Llora” (1930) –partitura extraviada, según José Antonio Álvarez Salamanca –director de la banda de los bomberos; “La Milagrosa” (1930) y “Al Pobre Zaragoza” (1930). Esta última se trata de una elegía musical que nuestro autor le brinda a José Gómez Zaragoza, bombero que falleció en acto de servicio. Otras composiciones suyas son “El amanecer” (1931) –cuya partitura está en los archivos de los bomberos. Otros temas son “Jesús el Rico” (1931) y “La Pilarica”.

Desde 1931 hasta 1935 se verá interrumpida las actuaciones de la banda de los Bomberos, a lo que habría que añadir el estallido de la Guerra Civil española de 1936 a 1939. Corren tiempos difíciles y extremadamente duros para los malagueños pues muchas de sus imágenes fueron expoliadas. También se interrumpen las composiciones de Escámez al menos en lo tocante a cornetas.

Llegamos así a los años 40, que se reanuda con alguna de sus mejores marchas. En 1940 escribe “La Virgen de la Paz”. En 1944 compone “El Santísimo Cristo del Amor” (1944), –considerada por los críticos como su mejor obra y la más representativa de la Semana Santa. Marcha solemne en la que crea una novedad: es su única marcha que comienza en piano de forma fúnebre y no lleva solo de corneta. Le siguen en esa década “Nuestra Señora de la Caridad” (1944), “Nuestro Padre Jesús El Cautivo” (1944).  

En 1950, y como es habitual entre los funcionarios, Escámez sufre un cambio de destino. Se instala en la localidad de Adra, Almería; dato que podemos comprobar en su marcha “El Cristo del Rescate”, dedicada también a la cofradía del Rescate de Málaga. La partitura la firma en Adra en el año 1951 cuando contaba 55 años de edad. En ese mismo año compone “La Virgen de las Penas” (1951). En Adra es, además de compositor, director de la Banda Municipal. Al año siguiente compone “La Virgen del Rocío”, “La Virgen de la Esperanza” y “La Virgen de la Amargura” todas de 1952. La segunda de ellas está dedicada a la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza; hermandad muy querida entre los malagueños y cuyos sones fueron acompañados en “la madrugá” malagueña de 1995 por la banda del Santísimo Cristo de la Victoria de León.

También llevaba la dirección de la banda de música “Unión Musical Torrevejense” en la localidad de Torrevieja, Alicante. Ejerció de director de la misma desde 1952 hasta 1963. Es en el año 1956 cuando compone la que se cree que es su última composición en el estilo de cornetas y tambores para la banda de los bomberos de Málaga: “La Virgen de Linarejos”. En el año 1959 compuso alguna marcha para la agrupación musical de San Pedro Apostol, de la cofradía California de Cartagena, Murcia.

Es en la ciudad de Torrevieja donde pasa sus últimos años y fallece el 8 de julio de 1970 a la edad de 74 años.

Continuará...
¡¡Ahí Queó!!